Las terapias psicoanalíticas de pareja (TPP) revelan regularmente movimientos perversos entre los cónyuges y a veces sin que los síntomas para los cuales consultan lo sean a priori. ¿Es el efecto de una determinada evolución de la familia moderna?¿Está en relación con el aumento de demandas de personas que no solían consultar? Dos vías de comprensión pueden proponerse.1) la pareja es uno de los terrenos privilegiados de la expresión de conflictos de poder.2) la pareja pone en tensión la cuestión de las prerrogativas de cada género. Hoy, mientras que la mujer no quiere ya ser dominada, las luchas para la soberanía encuentran en la pareja un terreno muy fértil. Ahora bien, los mecanismos perversos instauran sutiles medios de control y goce para contornear aquello que verdaderamente está en juego en el vínculo de reciprocidad entre los géneros: el respeto y el reconocimiento del otro y la responsabilidad hacia él. Las TPP, ¿pueden adaptarse a estas situaciones y hacerlas evolucionar?