Juana María Madrid Izquierdo
La teoría pedagógica del siglo XXI reconoce el papel fundamental de los valores sociales democráticos (Declaración Universal de los Derechos Humas, 1948) y, por tanto, de la necesidad de estudiar cómo y por qué se educa a los ciudadanos y a las ciudadanas de manera diferente. En efecto, una sociedad patriarcal establece diferencias jerarquizadas por razón de sexo, basándose en argumentos biológicos y en el concepto de naturaleza humana, al tiempo que castiga la transgresión de esta norma social.
Sin embargo, el ser humano (ser social) se construye dentro de una sociedad concreta que le enseña a ser hombre o a ser mujer, a crear su identidad sexual. En este texto analizamos algunas de las aportaciones psicosociológicas más relevantes de este proceso de identificación sexual que tiene lugar en la familia y en la escuela y se reflexiona sobre la pertinencia de recrear el currículum académico y la transmisión de los géneros en las familias a partir de valores democráticos como el respeto a la diferencia y a no jerarquizar los roles sexuales.