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Charles Melman
Los intentos por realizar la igualdad entre los ciudadanos han demostrado ser utopías. La vida social sigue dividida entre amos y esclavos y el único progreso político de la democracia es que cualquier ciudadano pueda llegar a ocupar el lugar del amo. La autoridad conduce a un amor (servidumbre voluntaria) y la distribución de lugares amo-esclavo perdura como una ley que obliga. Pero ahora el amo no está encarnado por una figura sino por un objeto: de la satisfacción, del goce, que ejerce un poder sin límite en virtud del cual ya no existirían tales lugares. La globalización es la universalización de ese poder. El rostro del objeto que habita la casa del Gobernador es único en Colombia: la coca. ¿Por qué no despenalizarla? Se demostraría que no afecta el número de consumidores y sí se libra al país de una economía fuera de la ley.
