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Fernando Hernández
La Educación de las Artes Visuales en la Universidad vive una situación repleta de paradojas. Por una lado, se la vincula con una denominación de área de conocimiento, Didáctica de la Expresión Plástica, que responde a una determinada tendencia educativa, relacionada con la reforma de 1970, mientras que un buen número de sus miembros trata de conectarse con las preocupaciones e intereses que en la actualidad se reflejan en un mundo cambiante, en la sociedad, las artes visuales y la educación. Por otro lado, acoge a profesores y profesoras que proceden de diferentes perspectivas formativas. Desde quienes tienen su origen en la tradición de los trabajos manuales vinculados a la tendencia impulsada por la Sección Femenina, a quienes se formaron en los estudios Bellas Artes. Entre éstos encontramos tanto a los que se mantienen en la tradición ágrafa presente en estas instituciones, como a los que despliegan una intensa actividad publicística, contribuyendo a mantener un proceso de actualización constante en este campo de estudios. Además, es considerada como una área asociada únicamente con la formación de maestros y maestras, cuando muchos de sus miembros están inmersos en campos con la gestión cultural y la educación en los museos, el arte-terapia, las formas de representación relacionadas con las nuevas tecnologías, los estudios de cultura visual, etcétera. De aquí que el objetivo de este artículo sea delimitar y explorar éstas y otras paradojas, con la finalidad de mostrar lo que podría ser la sociología profesional del profesorado del área de Didáctica de la Expresión Plástica en la universidad española en esta época de mudanza.
