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Manuela Utrilla Robles
Las nociones de transferencia y contratransferencia nos obligan a pensar en los avatares de cualquier cura psicoanalítica. Las reflexiones-interrogaciones que se desprenden nos permiten descubrir que: el espacio entre dos que se crea en la relación analítica está repleto de perlaboraciones, pero también de resistencias, renegaciones, compulsiones de repetición y funcionamientos regresivos, tanto por parte del paciente como del psicoanalista. Por todos esos mecanismos, el proceso psicoanalítico se modula con momentos (neuróticos y psicóticos) que, comprendidos bajo la nosología psiquiátrica, pueden con fundirnos, incluso comprometer la capacidad analítica.
El estudio de la transferencia concebida por Freud como motor y resistencia conlleva indefectiblemente el de la contratransferencia. En este trabajo se trata de reflexionar sobre las dificultades de la perlaboración para intentar comprender cómo se pueden rescatar las posibilidades elaborativas a partir de los procesos asociativos, lo que implica una concepción freudiana de la integración de la primera en la segunda tópica.
A partir de algunos ejemplos clínicos se va precisando el trabajo de contratransferencia a partir de la hipótesis de lo que llamo neurosis analítica que implica el estudio de la sexualidad infantil y la novela familiar.
La creación con el otro de un escenario analizable exige una serie de elaboraciones sobre el empleo de las teorías, la utilización del lenguaje, de las identificaciones primarias, de las concepciones sobre la escucha y, sobre todo, de la interpretación, cuyo modelo describo como trabajo de melancolía ya que no siempre es posible hacer un trabajo de duelo.
Los cambios del escenario, situados entre la tragedia y el drama, van creando otros espacios psíquicos donde la eterna capacidad de ensoñación se mantiene viva.
