Una de las consecuencias más significativas de la reciente transición democrática española es la recuperación de los símbolos nacionales para todos los españoles y no solo para unos grupos concretos. La opinión pública sobre las Fuerzas Armadas y la defensa nacional han cambiado de alguna manera, a pesar de que la experiencia histórica reciente no ha sido completamente olvidada. Las últimas guerras con intervención española en el exterior fueron las campañas en Cuba, filipinas, y el Norte de África. España permaneció neutral durante ambas guerras mundiales, siendo la Guerra Civil (1936-39) la única muestra de actuación bélica del ejército durante el siglo. El pacifismo y el neutralismo del régimen de Franco ha persistido hasta nuestros días, propiciando el temor de los españoles a la adhesión al tratado de la OTAN como una extrema e injustificada forma de integración con las democracias occidentales, que contrasta con las actitudes favorables a cerca de la participación en la Comunidad Económica Europea. El examen de un número indeterminado de entrevistas realizadas entre 1984 y 1985 mostró que a muchos españoles no les preocupa la defensa nacional, abominan la idea de la guerra y rechazan la presencia de las tropas de la OTAN en su suelo; no obstante, el pacifismo español tiende a ser moderado y generalmente no antimilitarista