Pîlar Rubio de Umus, Paula Lubin Pigouche
Las causas y mecanismos del mal de altura son complejos y aún no están claramente determinados. Hasta la fecha, la forma más clara de prevenirlo es mediante la aclimatación, aunque la administración de acetazolamida también, en algunos casos, ha resultado eficaz. No obstante, la acetazolamida no es siempre recomendable y la aclimatación no es siempre posible, existiendo además una gran variabilidad en cuanto a las respuestas individuales a ambas soluciones. Se ha prestado poca atención, en la literatura revisada, a los aspectos psicológicos del mal de altura, aunque parece haber indicios de que determinadas variables psicológicas podrían modular sus efectos. Cabe la posibilidad de que la ansiedad causada por una interpretación cognitiva negativa acerca de los efectos y consecuencias del mal de altura pueda generar un stress y éste a su vez producir el mal de altura.