Tras la Segunda Guerra Mundial, los psicólogos norteamericanos se encerraron en sus laboratorios, como pedía Guthrie (1946) en su discurso presidencial de la A.P.A., lo que produjo muchos datos rigurosamente obtenidos, pero también llevó a grandes descontentos a lo largo de los años sesenta, como se constató en el discurso de Miller (1969) como presidente, también él, de la A.P.A., discurso que pedía, ya en el título, que los psicólogos se pusieran al servicio de la sociedad: "Psychology as a means of promoting human welfare".