El Manifiesto Europeo por una Ciudadanía y Economía Plural ha marcado una pauta en el debate sobre la inserción socio-laboral en Europa al centrar la atención en aspectos como la reducción del tiempo de trabajo o los ingresos de inserción. En lo esencial, este debate ha puesto de relieve la necesidad de superar el fatalismo implícito en la consideración del paro y la exclusión como fenómenos inevitables. Igualmente se resalta el papel decisivo de la formación para el empleo en los procesos de transición para el cambio, es un dispositivo básico para el desarrollo de competencias como la toma de decisiones, la asunción de riesgos y el aprender a ser. Por otro, es evidente que los programas de formación-empleo han de superar ciertas deficiencias que a menudo impiden servir eficazmente a los participantes, como la disgregación y la falta de continuidad. Precisamente por esas dificultades, el objeto de este artículo es presentar algunas observaciones de demanda social, la integración con la economía real y el desarrollo de dispositivos de planificación y evaluación. Finalmente, la descripción de un cierto número de experiencias en España y Europa sirve para ilustrar las nuevas tendencias que aportan un plus de imaginación y eficacia a la resolución de los problemas locales.