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José Luis González Castro, Darío Páez Rovira
Psicología Social y Cultura. Los conceptos de cultura, memoria colectiva, identidad étnica y de explicaciones culturalistas se exponen de manera crítica. La cultura subjetiva es definida como el conocimiento compartido denotativo, connotativo y pragmático. La cultura se conceptualiza como un sistema de tensiones en flujo en el que coexisten aspectos heterogéneos y contradictorios. Los valores culturales designan lo que es deseable en cada sociedad y están asociados a cinco temas básicos de coordinación social: la relación con la autoridad, la relación entre la persona y la sociedad, el concepto de masculinidad y femineidad, la resolución de conflictos y el concepto del tiempo. Una explicación culturalista es aquella que afirma que una conducta social ocurre con una actitud moral ampliamente compartida, pese a que la situación permite que otras conductas puedan llevarse a cabo. Una explicación culturalista debe siempre contrastarse con explicaciones alternativas socioestructurales e institucionales. Mediciones directas de las normas y valores, independientes de las conductas que supuestamente las reflejan, son necesarias para evitar los razonamientos tautológicos que amenazan a las explicaciones culturalistas. La cultura consiste también en un conjunto de contingencias situacionales que ocurren con regularidad o prácticas colectivas y las personas aprenden a definir las prácticas y situaciones desde una perspectiva cultural. Una explicación culturalista debe oponer los arreglos institucionales deseables a las contingencias situacionales involuntarias o las características socio-estructurales que son los efectos de cambios históricos no deseables. Las explicaciones culturalistas asumen que la cultura se desarrolla determinada por fuerzas situacionales, como las condiciones de vida del campesinado determinan la representación del «bien limitado», o la vida social en los barrios pobres determina la «cultura de la pobreza», o el pastoreo, la debilidad del Estado y la caballería como carrera social dominante, determinan la cultura del honor. Pese a estar determinadas por las situaciones sociales, los valores y las normas tienen una existencia más allá de las situaciones que las engendraron y perduran más allá de la desaparición de las situaciones en las que surgieron, como muestra el caso de la cultura del honor. Sin embargo, la mayoría de los estudios sobre cultura y desarrollo socio-económico muestran que el individualismo y la Etica Protestante del Trabajo (EPT) son el resultado y no la causa del crecimiento económico. Al contrario de las ideas de Weber, la EPT era compartida más fuertemente en las sociedades pobres, colectivistas y de alta distancia al poder. Finalmente, algunos estudios muestran que la cultura puede actuar como una variable independiente, como es el caso del «capital social» y el desarrollo económico
