José Gimeno Sacristán
La globalización es un concepto útil para expresar una condición del mundo en la segunda modernidad en la que nos encontramos, consistente en que las partes del mismo -sean éstas países, gnIpos sociales, culturas o las actividades más diversas- participan de una gran red en la que cada pieza del todo (sus eco-nomías, las políticas que pueden emprender, las culturas que quedan deslocaliza-das y expuestas al ««contagio»» de las demás, la información que circula, ete.) es afectada y puede afectar a las demás sin perder su singularidad. Una perspectiva que sobrepase el reduccionismo econoinicista y se fije en la dimensión cultural de la tendencia globalizadora nos pone de manifiesto las contradicciones y ambiva-lencias de las que se derivan retos nuevos para la educación. Si creemos que ésta debe servir a un proyecto de ser humano y de sociedad, tendremos que aprove-char las posibilidades y afrontar los riesgos de la globalización formando a sujetos que la puedan reorientar. Educar para la vida es educar para un inundo en el que nada nos es ajeno. La educación se ve necesariamente obligada a replantear sus metas y a revisar sus contenidos y métodos.