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Las guerras y las plagas han sido durante años las causantes de la creación de familias monoparentales, con un solo progenitor al frente. En los albores del siglo XXI, sin embargo, el perfil del cabeza de familia monoparental es el de una mujer separada con uno o dos hijos a su cargo. Las viudas y madres solteras han pasado a ocupar el segundo y tercer puesto respectivamente. La transición no ha sido del todo pacífica. "La evolución ha sido tan rápida que la familia no ha podido adecuarse a las nuevas realidades. Atiende mal a muchas de las demandas que se le están haciendo desde la sociedad establecida", critica Enrique González Duro, estudioso de las repercusiones sociales en la salud. El punto de mira de los sociólogos y los psiquiatras son los niños, la parte más débil de la familia. ¿Cómo viven ellos estos cambios?
