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El autor, partiendo de la relación entre el sentimiento de vergüenza y la patología del narcisismo, estudia el poder patógeno del contacto violento con la verdad causante de vergüenza, que permanece escindida aunque no reprimida. Basándose en la literatura y en la clínica, argumenta el daño que puede producir la verdad a cualquier precio, y sin el desarrollo previo de las necesarias defensas para poder tolerada. Propone que el psicoanálisis de los trastornos narcisistas, cuyo afecto fundamental es la vergüenza, debe discurrir entre la inevitable obligación de conocerse a sí mismo, y los peligros que dicho conocimiento implica. Es decir, debe conciliar la invitación a saber del templo de Apolo en Delfos, con las advertencias contenidas en las tradiciones y los mitos, seguramente grabadas en nuestra mente, sobre el peligro de conocer la verdad.
