El propósito de este trabajo es mostrar que el perfeccionismo infantil, que puede parecer inocuo y hasta deseable, trae aparejado innumerables consecuencias negativas para la salud física y emocional de los niños. Se discuten diferentes argumentos que respaldan la noción de que el perfeccionismo se origina como un factor de vulnerabilidad psicológica que no sólo debe diagnosticarse a tiempo, sino además ser tratado apropiadamente con el objetivo de prevenir trastornos en el futuro. Se presentan por tanto algunas orientaciones útiles para el diagnóstico clínico y el trabajo psicoterapéutico.