Se presenta una teoría de la mentalidad cerrada en la que se asigna un papel clave a un constructo motivacional conocido como la necesidad de clausura cognitiva (Kruglanski y Webster, 1996 ; Webster y Kruglanski, 1998). Se presupone que la mentalidad cerrada realiza función epistémica fundamental al dar por finalizada la secuencia de búsqueda de información y de contrastación de hipótesis. En cuanto tal, la mentalidad cerrada puede subyacer a algún nivel a todos nuestros juicios y decisiones, dado que sin ella no seríamos nunca capaces formamos una idea clara acerca de lo que debemos pensar o hacer. Se presupone que la necesidad de clausura cognitiva constituye una base motivacional clave para la mentalidad cerrada y que es activada por un amplio conjunto de circunstancias situacionales entre las que cabe citar la presión temporal, el ruido, la fatiga, la intoxicación etílica o el aburrimiento. Se considera igualmente que la necesidad de clausura describe una dimensión de diferencias individuales y, en cuanto tal, se mide con la escala apropiada (Webster y Kruglanski, 1994). Las consecuencias de la necesidad de clausura son exactamente iguales cuando se activa situacionalmente y cuando se mide con una escala. Dichas consecuencias se canalizan por medio de dos grandes tendencias, la de la urgencia, que da lugar a la 'captación' de la información inicial, y la tendencia a la permanencia, que da lugar al congelamiento de las hipótesis implicadas por la información inicial. Se describe una amplia variedad de resultados de investigación que exploran las implicaciones de la teoría de la necesidad de clausura para los fenómenos psicosociales en los niveles de análisis intrapersonal, interpersonal, grupal e intergrupal
A theory of human closed mindedness is presented in which a key role is accorded to a motivational construct known as the need for cognitive closure (Kruglanski and Webster, 1996; Webster and Kruglanski, 1998). Closed mindedness is assumed to fulfill a fundamental epistemic function of terminating the information seeking and hypothesis testing sequence. As such, closed mindedness may underlie at some level all our judgments and decisions, for without it we would never be able to form a clear sense of what to think or do. The need for cognitive closure is assumed to constitute a key motivational basis for closed mindedness. It is assumed to be aroused by a wide array of situational circumstances including time pressure, noise, fatigue, intoxication by alcohol, or boredom. The need for closure is also assumed to describe a dimension of individual differences and as such is measured via an appropriate scale (Webster and Kruglanski, 1994). Whether aroused situationally or measured via a scale, the need for closure is assumed to give rise to the very same consequences. These are assumed to be chanelled by two broad tendencies, that of urgency, giving rise to the «seizing» on early information and the permanence tendency giving rise to the «freezing» on hypotheses the early information implied. A variety of research findings is described exploring the implications of the need for closure theory for social psychological phenomena on intrapersonal, interpersonal, group and intergroup levels of analysis