Teresa Puig Gallach
Cada vez los ciudadanos son más exigentes con el sistema democrático y con la participación. Ya no es suficiente tener discurso al respeto o iniciar procesos de participación ciudadana. No basta con ser informados, sino que se espera de los gobiernos que faciliten la corresponsabilización, desde la consulta previa a la toma de decisiones a la gestión de servicios. Para dar este paso hace falta que además del discurso y la práctica se garantice la asunción de los valores, los hábitos, las actitudes y las aptitudes correspondientes, en definitiva que se asuma la cultura de la participación.