Aunque la utilidad del concepto del superyó se ha visto cuestionada por objeciones a la teoría estructural y a la aplicación de un lenguaje unipersonal sólo al paciente, necesitamos un concepto de la conciencia para comprender la fenomenología y las decisiones clínicas, así como los resultados del tratamiento. Utilizando como ejemplo la comprensión de las dinámicas de la vergüenza, la fragmentación de la teoría y la técnica puede considerarse resultado de la confusión de una parte de la conciencia por el todo. Las corrientes más importantes consideran principalmente la parte pos-edípica de la conciencia que se maneja con la culpa; los kleinianos consideran la dinámica preedípica de la rabia proyectada y el miedo a la persecución; y el pensamiento kohutiano excluye totalmente al ideal del yo. Se hace necesaria una visión abarcativa de la conciencia para evitar esta fragmentación y confusión.