El aprendizaje es el resultado de un complejo proceso de intercambios de funciones que se establece entre el alumno que aprende, el contenido que es objeto de aprendizaje y el profesor mediador. En este sentido, el cambio cognitivo constituye un proceso individual y social y, por todo ello, es necesario que el profesor mediador sepa focalizar su interacción y su estilo de relación mediadora.
Hablamos de mediar desde la premisa de regular relaciones, orientar percepciones, dar conciencia del funcionamiento interno de cada persona; es colocarse entre la realidad de un alumno y ese gran universo de objetos, ideas, culturas y experiencias para asegurar su justa adaptación dinámica y creativa.