Andrea Mojica Mojica
El artículo presenta una reflexión en torno a lo ancestral a partir de algunos elementos del psicoanálisis, interrogando el valor del interés actual por la recuperación de prácticas y productos antiguos en el contexto capitalista. Se parte de la definición de lo ancestral como un saber hacer con la vida (sostenido en la exclusión de la posibilidad de goce absoluto) materializado en prácticas, rituales, mitos y ordenamientos que fueron la base del desarrollo cultural humano y encauzaron la satisfacción pulsional individual hacia los propósitos sociales. Esta definición se articula tanto al planteamiento del mito freudiano de Tótem y Tabú como el del discurso del amo de Jacques Lacan, situando el lugar del padre en su función de garante y mostrando su declive por obra de la conjunción de una diversidad de factores sociales, políticos y económicos. Al respecto, se destacan los cambios discursivos correspondientes a la Modernidad, decantados en el funcionamiento del discurso de la histérica, como determinantes para el ascenso de la ciencia en tanto saber hegemónico. La conexión entre la producción de objetos propiciada por la aplicación técnica del saber científico, la narrativa liberalista y el éxito del capitalismo como modo de producción impulsó la incidencia de este último a nivel social y subjetivo, con afectaciones particular referidas al deterioro de los vínculos. El capitalismo nos enseña que todos gozamos, no hay manera de no gozar; la propuesta entonces es apostar por una ética del goce y hacer de la vuelta a lo ancestral una objeción al consumo.