Wanda C. Rodríguez Arocho
Guillermo Bernal llegó desde la Universidad de California a Puerto Rico en 1986, cuando fue reclutado para formar parte de la facultad del recién creado programa doctoral en el Departamento de Psicología del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Como ayudante del director del Departamento entonces, Dr. Eduardo Rivera Medina, me correspondió darle la bienvenida y facilitar su incorporación a la facultad y sus tareas en la fundación y dirección del Centro Universitario de Servicios y Estudios Psicológicos (CUSEP). Posteriormente, fui su estudiante en ese programa y también su asistente de investigación. Además de profesor, Guillermo fue mi mentor, director de disertación y, eventualmente, un admirado colega y querido amigo que me invitó a formar parte de sus proyectos de adiestramiento para el desarrollo de la investigación interdisciplinaria desde ante de que completé mi grado doctoral en 1989. Precisamente, en ese año comenzó un proceso de formación de comunidades de aprendizaje y de práctica, aunque esos conceptos todavía estaban en desarrollo en la psicología educativa. En este comentario sobre las contribuciones de Guillermo Bernal quiero destacar su rol como líder y contribuyente al desarrollo de esas comunidades, que es, al mismo tiempo, parte importante de su legado a la investigación psicológica en Puerto Rico.