William Yesid Palencia Angarita
A través de lo expuesto, el presente ensayo tiene como fin sustentar los aportes de la educación corporal al desarrollo cognitivo y socioemocional desde una perspectiva crítica y fundamentada en contextos escolares contemporáneos. Se compara el modelo educativo centrado en la construcción de conocimiento abstracto con un paradigma emergente que entiende la corporeidad como una dimensión epistémica, simbólica y comunicativa crucial para el aprendizaje significativo. En consecuencia, se resignifica el área de educación física desde una legitimidad formativa propia, a partir de la cual deja de ser una asignatura marginada y se convierte en un lugar de pensamiento, regulación emocional y construcción social. En particular, se argumenta que las prácticas corporales colaboran en el favorecimiento de la neuroplasticidad, las funciones ejecutivas y el estímulo de competencias socioemocionales. Además, se vislumbra la imperante necesidad de abandonar las prácticas educativas homogeneizadoras para transitar hacia propuestas pedagógicas situadas y atentas a la diversidad sociocultural. Finalmente, se advierte que prescindir de esta transformación implica perpetuar la fragmentación, debilitar la motivación estudiantil y reproducir lógicas escolares excluyentes. Integrar la corporeidad como eje transversal supone, un compromiso ético y político en pos de formar sujetos críticos, resilientes, transformadores y socialmente responsables desde una educación humanizadora.