Beatriz López López, Inmaculada Crespo
Introducción: El trastorno de estrés postraumático (TEPT) se desarrolla ante una experiencia traumática, real o amenazante, que produce emociones de miedo intenso y problemas de memoria, dañando significativamente la calidad de vida de las personas que lo manifiestan.
En los últimos años comienzan a estudiarse los cambios anatomo-funcionales en el circuito amígdala-hipocampo-corteza prefrontal como factor clave tanto en la prevención, vulnerabilidad, y tratamiento del TEPT, siendo la neuroplasticidad uno de los factores con mayor interés. Por tanto, en esta revisión se abordarán los últimos datos publicados en relación con el TEPT y la neuroplasticidad.
Desarrollo: Datos desde modelos preclínicos y clínicos apoyan que una experiencia traumática modifica tanto la plasticidad sináptica a través de variables electrofisiológicas y químicas, como la plasticidad mielínica que permite las conexiones a corta y larga distancia. Esta remodelación de los circuitos es clave de cara al desarrollo del TEPT. Sin embargo, también se asocia íntimamente con la prevención y con resultados positivos del tratamiento. Variables como el apoyo social o el uso de psicoterapia tras la vivencia de un trauma se relacionan con un buen pronóstico. Conclusiones: Se puede concluir que hay una interesante conexión entre la neuroplasticidad y el TEPT, aunque en la actualidad aún quedan abiertas muchas incógnitas y prometedoras líneas de prevención e intervención entre las que se incluyen las sustancias psicodélicas
Introduction: Post-traumatic stress disorder (PTSD) develops in response to a traumatic experience, whether real or threatening, which produces emotions of intense fear and memory problems, significantly damaging the quality of life of those who manifest it. In recent years, anatomical-functional changes in the amygdala-hippocampus-prefrontal cortex circuit have begun to be studied as a key factor in the prevention, vulnerability, and treatment of PTSD, with neuroplasticity being one of the factors of greatest interest. Therefore, this review will address the latest published data regarding PTSD and neuroplasticity. Development: Data from preclinical and clinical models support that a traumatic experience modifies both synaptic plasticity through electrophysiological and chemical variables, as well as myelin plasticity which enables short and long-distance connections. This remodelling of circuitry is crucial for the development of PTSD. However, it is also closely associated with prevention and positive treatment outcomes. Variables such as social support or the use of psychotherapy following a traumatic experience are linked to a good prognosis. Conclusions: Therefore, there is an interesting connection between neuroplasticity and PTSD, although many questions remain open today, along with promising lines of prevention and intervention, including psychedelic substances.