Sandra Vera Gajardo
Este artículo destaca la importancia de estudiar la acción colectiva en las temporalidades intermedias que transcurren después de períodos de protestas relevantes. Para ello, se utiliza como ejemplo el análisis de acciones relacionadas con las movilizaciones feministas de 2018 y del “estallido social” de 2019 en Chile. Mientras las movilizaciones notorias o marcadas evidencian momentos de conflicto nítido, las fases posteriores –a menudo menos visibles y mediáticas– contienen dinámicas y sentidos esenciales para entender las distintas formas de resistencia y de creación de significados. Se argumenta que tanto el silencio como el ruido, comprendidos metafórica y literalmente, son fenómenos que aportan al entendimiento de las movilizaciones al revelar ámbitos de escucha que trascienden el ciclo de protestas masivas. Además, se plantea que los silencios políticos y sociales, considerados con frecuencia como derrotas o pasividad, pueden ser caminos de reconocimiento y construcción de sentidos colectivos. La propuesta invita a reconocer las capas múltiples del tiempo en la acción colectiva y la relevancia de las escuchas sociales presentes en las temporalidades intermedias que construyen también la historia pública y política.