Algunos pacientes rechazan de diversos modos las intervenciones del analista cuando estas se hacen eco de los progresos que han presentado en sesión. A juicio del autor esta reacción, que no debe asimilarse a una forma atenuada de reacción terapéutica negativa, pone de manifiesto la existencia de identificaciones narcisistas alienantes que han constituido un núcleo identitario negativo al que el paciente está firmemente adherido. La intervención del analista, que podría ser vista superficialmente como de apoyo, rompe ese vínculo cristalizado con el objeto primario y alcanza así un calado insospechado.