Juan Andrés Mercado Montes
Edith Eger plantea vívidamente las complicadas relaciones entre el dolor y la capacidad de armonizarlo con la propia libertad, remarcando la consciencia de que en toda circunstancia podemos asumir ese sufrimiento y seguir luchando. “Decir que sí” a la vida se funde con darle un sentido. La obra de Viktor Frankl le abrió a Eger las puertas de la comprensión de esta realidad, cuyos aspectos paradójicos frecuentemente condicionan de manera negativa la vida de muchas personas. Frankl y Eger van más allá de la descripción psicológica al valorar las maneras de afrontar el sufrimiento y la frustración, pues tocan nociones filosóficas de fondo, además de la elección y el sentido: Eger afirma sin medias tintas que la vida es un don, y explica la búsqueda de sentido como misión personal, compatible con una ética donde la cuestión central es qué tipo de persona quiere ser cada uno. En este tejido psicológico y antropológico se destaca cómo algunas contribuciones de Leonardo Polo —la sindéresis proactiva—, Tomasello —la colaboración espontánea— y Peterson —la necesidad de la disciplina— ayudan a componer una imagen más completa de la propuesta de Eger y Frankl.
Edith Eger vividly illustrates the intricate relationship between pain and the ability to reconcile it with personal freedom, emphasizing that in any situation, we can embrace our suffering and continue to strive. “Saying yes to life” is intertwined with finding meaning in it. The works of Viktor Frankl opened Eger's eyes to this reality, where paradoxical elements often negatively impact many people's lives. Frankl and Eger extend beyond psychological description by valuing methods to confront suffering and frustration, delving into profound philosophical concepts, apart from choice and meaning. Eger unequivocally asserts that life is a gift and describes the pursuit of meaning as a personal mission, aligning with an ethical framework centered on the question regarding what kind of person each one wants to be. Within this psychological and anthropological context, the contributions of Leonardo Polo’s concept of proactive synderesis, Tomasello’s spontaneous collaboration, and Peterson’s emphasis on the necessity of discipline, enrich the comprehensive understanding of the perspectives offered by Eger and Frankl.