Podríamos establecer como comienzo de una intervención clínica el momento en el que una persona con malestar realiza la elección de su agente de curación. Los diferentes profesionales y lugares de sanación son realidades universales que no están exentas de constante transformación. Con el tiempo, la legitimación de los expertos en reparar la salud se ha desplazado, al igual que otras muchas profesiones, desde la comunidad y los gremios a instituciones formativas oficiales validadas por el Estado. No obstante, el avance (o invasión) de estas formas de conocimiento y curación de origen académico ha sido lento y desigual sobre diferentes espacios geográficos y estratos sociales y, por ello, han coexistido con diferentes tipos de curadores bien legitimados por la propia cultura y con especialidades concretas y técnicas muy diversas. Con el terreno conquistado y el enemigo derrotado, surge la oportunidad de recuperar sus armas y emplear procedimientos psicosanadores vinculados al medio cultural.