Alba Zambrano, María Antonieta Campos Melo
Chile es un país con inequidades sociales importantes producto de un modelo extremadamente liberal en lo económico (García y Pérez, 2017). Estas inequidades, se expresan con particular crudeza en la región de La Araucanía, en donde los indicadores de desarrollo humano muestran importantes brechas respecto de las otras regiones de Chile. Altos índices de pobreza y diversos problemas de acceso a derechos básicos. Las mujeres son las principales afectadas por esta situación, especialmente las mujeres indígenas que viven en el espacio rural. Ello pues la estructura social las ubica en condiciones de mayor vulnerabilidad social y económica, al tiempo que las deja como responsables de los cuidados de niños, niñas y adolescentes, así como también de personas mayores, imponiéndoles alta sobrecarga. En el artículo se analizan las trayectorias de mujeres organizadas y lideresas de barrios en condiciones de vulnerabilidad social y de comunidades indígenas de la región de la Araucanía, Chile, identificando las formas que adoptan sus estrategias de organización y liderazgo en contextos marcados por relaciones patriarcales y coloniales, adversidad social y violencia. A partir de los relatos de mujeres de áreas urbanas y rurales obtenidos mediante entrevistas individuales, grupales y observación participante se analizan desde la psicología comunitaria y el feminismo latinoamericano, las trayectorias de vida, organización, liderazgos comunitarios y procesos de empoderamiento. Desde una perspectiva política, se analizan las relaciones de poder cotidianas y los vínculos que se establecen con los programas de la política pública y los gobiernos locales para reivindicar derechos e influir en la toma de decisiones. Se identifican mecanismos comunes en las mujeres, que muchas veces transitan desde experiencias vitales marcadas por la privación de oportunidades y violencia patriarcal y estructural, hacia formas de organizaciones solidarias, de apoyo mutuo, de cuidados comunitarios y lucha reivindicativa. Se concluye que hay formas de liderazgo y organización comunitaria que recogen el legado de relaciones entre mujeres, adoptando perfiles contraculturales que permiten sostener la vida y las relaciones en realidades tensionadas por la violencia patriarcal y estatal.