Puerto Rico
El título del segmento del poema de Audre Lorde (1975) —lesbiana, negra, escritora, activista, descendiente de personas inmigran-tes caribeñas radicadas en Estados Unidos en la década de 1920— que cito en el epígrafe es Power. Poder, uno de los términos más ponderados y, a su vez, más elusivos a su significación definitiva desde cualquiera de las disciplinas que lo aborda. El poder remite con igual tenacidad a la historia de luchas como al archivo de agravios. El poder puede ser tanto hazaña como amenaza. Trasciende la poesía y la retórica, la imaginación y la razón, y encarna, construye, (trans)forma en relaciones elegidas o impuestas que las personas forjan bajo condiciones que escasas veces controlan, construyéndoles cotidianamente como sujetos sociales. El poder es, en fin, una abstracción que se despliega y manifiesta de maneras concretas en nuestro habitus (Bourdieu, 1984). Tan compleja es su polivalencia como conflictivos son los esfuerzos individuales y colectivos por aprehenderlo, conquistarlo, habitarlo, y afir-marlo y, en los contextos (pos)coloniales, redistribuirlo al tomar las riendas de, para parafrasear a Lorde, el encono colectivo ante la destrucción y el discrimen que la violencia devastadora y excluyente deja tras su paso.